viernes, 22 de noviembre de 2013

El arte de tomarse el té frío

O de tomarse el café frío... a veces bebo té, pero soy más de café... aunque el té sirve mejor a la poesía del título de esta entrada, alguién me asustó una vez con un argumento extraño sobre anemias derivadas de un componente misterioso de esta bebida... y dejé de bucear en una infusión para sumergirme en la otra...

De la misma forma que hay gente que comienza a trabajar desayunando delante del ordenador, a mí, desde la primavera pasada, el primer café del día suele pillarme aún de noche y entretenido con este repertorio...




... como hoy me he levantado más tarde (ayer hubo un par de conciertos y llegué tarde a la cama), no he podido ponerme a tocar las primeras notas hasta pasadas ciertas rutinas diarias, varias horas después del momento en que suelo hacerlo... y he aprovechado la diferencia para tratar de capturar cómo pueden ser esas primeras notas, cuando uno coge la guitarra al despertar, con un café hirviendo en su mano tibia...

Creo que, así, con estas muestras, no hay mucha forma de engañar a nadie, y obtenemos una pintura aproximada de lo que puede pasar en condiciones normales de presión y temperatura: de este modo los vídeos deberían servir para convencer o espantar a quienquiera que este humilde servidor trate de convencer para que le deje pasar en su presencia, o incluso en su establecimiento, su programa del s.XVI completo.

Faltan unos cuantos vídeos, que espero colgar a lo largo del fín de semana y falta por grabar las 6 primeras fantasías y las 6 pavanas de Luis Milán, pero he tenido que irme a las clases sin poder acabar mis plegarias matutinas.

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